jueves, 15 de diciembre de 2011

Mas sobre Relieves: textos trabajados en clase.



Los diferentes paisajes de America
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          i                                                         í

Montaña del este:
Los Apalaches
Siguiendo con los relieves más antiguos, y yendo hacia e este de los Estados Unidos y Canadá, nos encontramos con los montes Apalaches. Éstos forman un conjunto de sierras bajas cuya altura no supera los 2.000 metros, con cumbres y laderas redondeadas debi­do a la erosión. ¿Qué rasgos se pueden destacar de estos montes?
   La mayor parte de los Apalaches se localiza en la zona de clima templado con inviernos muy rigurosos.
   Se desarrolla e bosque caducifolio. Parte del bosque ha desapa­recido a causa de la explotación de sus maderas, a la obtención de tierras para cultivos y a la localización de grandes ciudades.
    Los ríos que nacen en los Apalaches y desembocan en e océano Atlántico son cortos e innavegables debido a la pendiente -más escarpada- que recorren. Los que van hacia el oeste descienden suavemente hacia la llanura del Mississippi.

Mesetas de America:
El Escudo Canadico
El Escudo Canádico, hundido en su parte central, tiene una superficie de casi 5 millones de km2 y ocupa e norte y este de Canadá. ¿Cuáles son sus principales características?
      Es un macizo precámbrico que presenta escasa altura general, ya que estuvo muy expuesto a la acción erosiva del
viento, de los ríos y de los hielos que lo cubrieron durante las glaciaciones. Éstas, que se produjeron por un des­
censo de la temperatura y provocaron el avance de los hielos desde los polos hacia las latitudes medias, fueron
grandes modeladoras del relieve.
      Los ríos que recorren gran parte del escudo desembocan en e océano Glacial Ártico y tienen régimen de deshielo; esto significa que permanecen congelados durante el invierno, y en verano aumentan su caudal debido al des­congelamiento del agua. Por esto y también a causa de los saltos y cascadas que presentan sus respectivos cursos,
resultan innavegables.
      El clima es muy riguroso, sobre todo en el norte, donde prevalece el clima frío polar con temperaturas bajo cero du­rante la mayor parte del año. El paisaje es el de a tundra, desierto helado donde sólo crecen líquenes, musgos y algu­nos árboles» En este bioma habitan, entre otros, el caribú y el oso polar, perseguidos por el valor de su piel. Hacia el cen­tro y e sur, el clima es frío continental, con veranos más cálidos, la vegetación característica es el bosque frío o taiga, cuyos áboles de madera blanda, como pinos y abetos, son muy utiliza­dos para la producción de papel. Posee importantes recursos forestales, hidroeléctricos y minerales, como hierro, uranio y plomo.


El Macizo de Guayania
Observa, en el mapa físico, que este macizo se ex­tiende por el sector nordeste de América del Sur, ocupando el norte de Brasil, el sudeste de Venezuela, Guyana, Suriname y parte de la Guayana Francesa. Este relieve tiene forma de mesetas debido a la erosión de los ríos y de las lluvias. Hacia el océano Atlánti­co, el bloque desciende suavemente formando   una   angosta   llanura   litoral, donde el clima cálido y húmedo favorece el desarrollo de selvas y bosques tropicales. Los ríos que lo surcan presentan nume­rosos saltos, algunos de ellos aprovechados para la producción de energía hidroeléctri­ca. En este macizo se encuentran importan­tes
recursos minerales como el hierro y la bauxita.

El Macizo de Brasilia
Es el más extenso de todos los macizos americanos. Ocupa la mayor parte de Brasil, el este de Paraguay, Uruguay y e nordeste de la Argentina. Debido a su extensión, sus condiciones natura­les varían mucho.
Predomina el relieve amesetado: los rebordes de la meseta descien­den abruptamente hacia el este, mientras que hacia e oeste e decli­ve es suave y forma mesetas bajas.
Aunque predomina e clima cálido, éste presenta variaciones debido a la gran extensión del macizo. En el norte, las lluvias abundantes fa­vorecen el desarrollo de selvas. Hacia e sur, la vegetación selvática va cediendo lugar al bosque tropical y a las sabanas. En el ángulo nor­deste se encuentra el sertao: en esta región se alternan períodos llu­viosos con otros extremadamente secos y se desarrolla una vegeta­ción xerófila.
En algunos sectores, la meseta está cubierta por sedimentos que con­tienen minerales como el hierro y la bauxita. Estos minerales, en con­tacto con el clima cálido y húmedo, sufrieron un proceso de oxidación y se formaron así los característicos suelos rojos o lateríticos.

El Macizo Patagónico
Localizado en el sudeste de América del Sur, este macizo presenta un re ieve de mesetas escalonadas que descienden desde los Andes hacia el Atlántico. Allí, como ves en la foto, terminan en acantilados de hasta 100 metros de altura.
En toda la región el clima es muy seco, frío y ven­toso. ¿Por qué llueve poco? Esto se debe a que los vientos provenientes del oeste descargan su humedad en los Andes patagónico-fueguinos, provocan lluvias orográficas, y los vientos llegan casi secos a la zona de las mesetas. Las lluvias orográficas, como ves en el es­quema, se producen cuando un viento húmedo se en­frenta a una cadena montañosa: al ascender por la ladera, se enfría con" la altura y condensa su humedad, precipitando en forma de lluvias o nieve.
Cuando más llueve es en invierno, pero las precipitaciones son tan escasas que e agua resulta in­suficiente para que las plantas puedan crecer. En la estepa patagónica sólo se desarrollan matas de pastos duros o arbustos ba­jos que coexisten con zorros, guanacos y ñandúes petisos, entre otros. Las amplias mesetas se encuentran, cortadas por los extensos valles de los ríos que nacen en la Cordillera de los Andes y desembocan en e mar Argentino. De los ríos se obtiene agua para e consumo de la población y también para riego. En algunos cursos fluviales se construyeron represas hidroeléctricas.

Las grandes planicies centrales
Las extensas planicies centrales se extienden por las dos grandes masas continentales de América del Norte y del Sur, entre las montañas del oeste y los macizos del este. Estos relieves son resultado de procesos de depresión o hundimiento sobre los que actuaron otros de acumu­lación de sedimentos. Por lo general, las llanuras se encuentran recorridas por una importante red de ríos, de los que reciben su nombre.

Las Planicies Norteamericanas                                           
Se extienden desde e océano Glacial Ártico y se ensanchan pro­gresivamente hasta el Golfo de México. Están formadas por sedi­mentos que contienen importantes recursos minerales, por ejem­plo, petróleo y gas, ubicados en un 'cinturón casi sin interrupción desde Canadá hasta la plataforma continental del Golfo de México. Entre las planicies norteamericanas podemos reconocer las que se detallan a continuación.
La pradera canadiense es un llano con suaves colinas y suelos muy fértiles destinados a la agricultura, principalmente en el sur, donde las condiciones climáticas son menos rigurosas. En esta lla­nura abundan los bosques de coniferas.
Más al sur, en los Estados Unidos, se encuentran los Grandes Llanos, recorridos por los ríos Ohio, Missouri, Arkansas y sus afluen­tes. En esta zona, los períodos lluviosos alternan con prolongadas sequías, durante las cuales los fuertes vientos producen la voladura de los suelos. Las amplitudes térmicas son muy marcadas: muy cálidos los veranos y los inviernos, muy fríos.
Por el centro de los Estados Unidos hasta e delta del río Mississippi, en el Golfo de México, se extiende la llanura del Mississippi, formada por los materiales depositados por el río homóni­mo y sus afluentes y por sedimentos que provienen 'del desgaste de las montañas cercanas.
El río Mississippi nace en e lago Itaska y es el tercero en el mundo por su longitud, incluyen­do a su principal afluente por la margen derecha, el Missouri. Éste transporta gran cantidad de se­dimentos que arrastra desde la Zona árida del oeste, y ocasiona frecuentes inundaciones. Por la margen izquierda, el Mississippi recibe a río Ohio, que se comunica a través de un canal con el sistema de los Grandes Lagos; el Ohio recibe, a su vez, al Tennessee, que des­ciende de los montes Apalaches.
En la llanura del Mississippi predo­mina el clima templado, con una franja subtropical en el sur. Las diferencias de latitud hacen que en e norte los invier­nos sean muy fríos y los veranos, tem­plados; allí crecen bosques de conife­ras. El sur es e dominio de la pradera herbácea, con suelos fértiles.

Las Llanuras Sudamericanas
Estas planicies ocupan un tercio del territorio sudamericano. Si bien comparten ciertas características entre sí, presentan diferencias sobre todo con respecto al cli­ma, los ríos y la vegetación.

Los llanos del Orinoco
Estos llanos se hallan ubicados en el norte de América del Sur y forman parte del territorio de Colombia y Venezuela. Tienen escasa altura y están atravesados por el río Orinoco y sus afluentes.
El Orinoco dibuja un inmenso arco en su recorrido hasta desembocar en el Atlántico y forma un delta pantanoso, con vegetación exuberante y manglares. Recibe afluentes por ambas márgenes; uno de ellos, el río Ángel, debe salvar, en el macizo de Guayania, un desnivel de más de 900 metros que da origen a la cascada homónima, la más alta del mundo.
La cuenca del Orinoco se une con la del Amazonas por medio de un canal natura navegable, llamado Casiquiare. Desemboca en un delta en el océano Atlántico, donde las abundantes lluvias características del clima tropical producen inundaciones; por esa razón, el gobierno de Venezue­la ha realizado obras de canalización para evitar dichas catástrofes.
En esta zona prolifera una vegetación selvática y se desarrollan bosques en galería (vegetación boscosa que bordea las márgenes de un río).

Lo llanura del Amazonas
Esta enorme área de suelos bajos, recorrida por el río Amazonas y sus afluentes, se extiende por Bra­sil, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela.
El río Amazonas es el más caudaloso del mundo. Nace en los Andes peruanos donde confluyen los ríos Ucayali y Marañón y, con el nombre de Solimoes, recorre la llanura hasta la ciudad de Manaos don­de, por la margen derecha, recibe a su principal afluente, el río Negro. Desde ahí hasta su desemboca­dura se lo conoce como Amazonas^
El río se alimenta de las lluvias que afectan a la zona, y de los afluentes que recibe por ambas márgenes. Los materiales que transportan forman un delta interior y finalmente el río de­semboca en un estuario exterior en el océano Atlántico. El vo­lumen de agua es tan importante que "choca" contra el olea­je del mar provocando un sonido único llamado "pororoca". A unos cuantos kilómetros de la desembocadura se puede en­contrar agua dulce debido al inmenso caudal que aporta el río al océano.
La llanura amazónica tiene un clima cálido y húmedo duran­te todo el año. Esto permite el desarrollo de una densa selva, que es el área de mayor diversidad biológica o biodiversidad- del planeta: en la selva amazónica conviven cerca de 50.000 especies de plantas y como mínimo 2.000 de árboles.

Llanura del Paraná-del Plata
Esta llanura, localizada al este de Solivia, Paraguay y nordeste y centro de la Argentina, es la más austral de las planicies americanas. Tiene como eje principal el sistema hidrográfi­co del Paraná-del Plata, y se extiende al norte de las fronteras de la Argentina. Por el sur llega hasta el río Colorado.
Por su extenso desarrollo en latitud, predo­minan el clima cálido en el norte y el templado en el sur, al tiempo que las precipitaciones dis­minuyen de este a oeste, ya que los vientos hú­medos provienen del Atlántico Sur.
Estas dos diferencias climáticas determinan la presencia del bioma del bosque chaqueño, en el norte (cuyas especies más importantes son el algarrobo y el quebracho colorado) y de pastizales en el sur, caracte­rizado por el predominio de hierbas.
Los ríos que dieron origen a esta llanura son los que integran la Cuenca del Plata. Esta cuenca es uno de los sistemas hidrográficos más im­portantes del mundo no sólo por su extensión (atraviesa el territorio de cinco países) sino también por las posibilidades de aprovecha­miento que ofrece. Los ríos que forman la cuenca son:    El río Paraná, con una longitud de 4.500 km, nace en Brasil en una zona de clima trópica , con precipitaciones abundantes; en e ve­rano se registran sus máximos caudales. En el hidrograma de esta página podes ver las variaciones del caudal del Paraná a lo largo del año. Entre los principales afluentes que recibe se encuentra el río Iguazú, que desciende de las sierras costeras de Brasil. Antes de volcar sus aguas en el Paraná debe salvar un desnivel de 64 me­tros, dando origen a as cataratas homónimas. El río Uruguay nace en la Serra do Mar, Brasil, y desemboca en el Río de la Plata. Aporta a sistema su importante caudal. El Río de la Plata es el colector de todos los ríos de la Cuenca. La gran cantidad de aluviones que aportan sus afluentes forman ban­cos de arena en el lecho que deben ser dragados en forma conti­nua para permitir la navegación.


El oeste americano
El oeste de nuestro continente nos sorprende con su majestuosidad. Nos encontramos ante un sistema montañoso dispuesto en e sentido de los meridianos. Se trata de montañas relativa­mente jóvenes, con pendientes pronunciadas y altas cumbres,» constituidas durante la orogenia andina (cenozoico), así como de otras más antiguas, por ejemplo del Mesozoico, que fueron reju­venecidas por los movimientos más recientes.

En America del Norte
Se pueden reconocer dos grandes encadenamientos parale­los: las Cadenas Costeras, al oeste, y las Montañas Rocosas, al este.
Las Cadenas Costeras, la Cordillera de las Cascadas, la Sierra Nevada y la Sierra Madre Occidental dan lugar al encade­namiento del oeste. Este sistema se encuentra en la zona de contacto entre las placas Norteamericana y Pacífica, y forma parte del Círculo o Cinturón de Fuego del Pacífico, una zo­na de gran sismicidad y actividad volcánica.
El encadenamiento del este está conformado por los montes Brooks y Mackenzie, las Montañas Rocosas y la Sie­rra Madre Oriental. Estos cordones montañosos, de menor altura que los del oeste, constituyen las divisorias de aguas entre los ríos de la pendiente pacífica, como el Colorado y e Columbia; los de la pendiente atlántica, como e Missouri, Arkansas y Grande; y los de la pendiente ártica, como e Mackenzie.
Estos cordones montañosos -las cadenas costeras (por el oeste) y las Montañas Rocosas (por el este)- encierran una serie de depresiones, como las mesetas de Columbia y Co­lorado, o la Meseta Central Mexicana.
En territorio mexicano los cordones montañosos se continúan formando la Sierra Madre Orien­tal, Occidental y del Sur.
A todo este conjunto de altas montañas y mesetas interiores se lo denomina Macizo Plegado del Oeste.

En America Central
En esta parte del continente se destacan dos conjuntos montañosos: las cordilleras paralelas al océano Pacífico, de mayor altura y con volcanes, y los cordones orientales, de me­nor altura y perpendiculares a las anteriores. Los cordones montañosos orientales continúan bajo e mar Caribe y reapare­cen o emergen más al este, formando el arco de islas conocido como Antillas Mayores. En esta área el clima es cálido, carac­terizado por una baja amplitud térmica, temperaturas medias anuales e evadas y precipitaciones abundantes todo e año. Só­lo en algunas áreas existe una estación seca.

En America del Sur
La Cordillera de los Andes se extiende a lo largo de la costa del Pacífico de América del Sur, con casi 8.500 kilómetros de longitud. Constituye una enorme barrera montañosa que influye de manera notable en los climas de las zonas que atraviesa y, por ende, en la distribución de los ani­males y plantas y en la disponibilidad de los recursos hídricos. En general, pueden distinguirse tres sectores.
   Los Andes del norte o septentrionales comienzan en Venezuela, donde los cordones enmarcan la depresión ocupada por e  lago Maracaibo y se extienden hasta el nudo de Pasco, en Perú.
   Los Andes centrales abarcan los territorios de Perú y Solivia. Los cordones montañosos encierran cuencas interiores o mesetas de altura, como el altiplano peruano-boliviano. El complicado proce­so que dio origen a los Andes favoreció la formación de minerales como plata, oro, estaño, cobre, plomo y cinc, además de petróleo.
«. Los Andes del sur o meridionales se inician aproximadamente en el límite entre Bolivia, Chile y la Argentina, donde el altiplano bolivia­no se continúa en la Puna de Atacama, en Chile, y en la Puna argen­tina; la aridez es el rasgo predominante del altiplano. Desde el Paso de San Francisco hasta el norte de la provincia del Neuquén se ex­tienden los Andes áridos, donde se encuentran las mayores alturas,
entre ellas el Aconcagua, de 6.959 metros, y numerosos volcanes. Al sur de los Andes áridos es­tán los Andes patagónico-fueguinos, con condiciones climáticas más frías y húmedas. Las alturas son menores y el paisaje muestra formas ca­racterísticas de la acción glaciaria.
En los Andes se desarrolla el clima de montaña, ya que con la altura la temperatura disminuye 1°C cada 180 me­tros; de la misma manera el bioma varía en forma escalo­nada: por ejemplo, los pisos bajos están ocupados por las tierras de cultivo y el bosque caducifolio y mixto; más arriba; hay bosque de coniferas, pastos de altura, rocas sin vegetación, glaciares y nieves. La Cordillera de los Andes es la divisoria de aguas más importante de Sudamérica, ya que en ella nacen ríos que desembocan en uno u otro océano. Los de la ver­tiente del Pacífico son cortos y caudalosos. Esto los ha­ce poco aptos para la navegación, pero muy aprovecha­bles para la obtención de energía hidroeléctrica y para riego, como es el caso del Bío Bío y del Maipo, en Chile. Los ríos de la vertiente del Atlántico son de gran lon­gitud, ya que desembocan en el océano después de ha­ber recorrido llanuras y mesetas. Algunos son ríos largos que recorren relieves de menor altura como las mesetas y llanuras; otros son navegables, como el Amazonas; también los hay que se usan para la obtención de ener­gía o para riego, como el Colorado, el Tunuyán y el Chubut en nuestro país.

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