La base natural del continente americano es sumamente variada. La estructura geológica y el relieve,
el clima, el suelo, el agua, la vegetación y la fauna de nuestro continente constituyen esas
condiciones naturales
básicas y
son, por
lo tanto,
una de las
fuentes de recursos sobre las que se asienta la organización del
espacio americano.
De hecho,
como veremos
en los capítulos siguientes, el poblamiento del continente y los patrones
de ocupación del espacio resultantes estuvieron en parte
condicionados por las características del medio físico. Así como la presencia de obstáculos
naturales —por
ejemplo, relieves
abruptos o selvas
impenetrables— condicionaron
el asentamiento
de población, de la misma manera las posibilidades de realizar actividades económicas
—agrícolas, mineras o energéticas— dependieron del medio natural y de los recursos que
ofrecía el territorio americano.
El conocimiento de las
condiciones naturales resulta, entonces, una
herramienta útil a la hora de evaluar tanto las limitaciones o los
condicionantes naturales que pueden llegar a convertirse en riesgos o amenazas
para la sociedad, como las
posibilidades que ofrece el medio para la obtención de recursos.
América y sus placas
En el mapa de esta página (doc. 2) se
identifican las principales placas tectónicas que
conforman en la actualidad la superficie de
la litosfera. Algunas están formadas
por corteza oceánica, y otras, por corteza oceánica y continental. Las que forman el continente americano son: la Norteamericana ,
la de Cocos, la del Caribe
y la Sudamericana.
Los bloques están apoyados sobre una capa de materiales rocosos fundidos por las altas
temperaturas del interior del
planeta (magma), que suelen ascender a través de algunas grietas o fisuras que
se encuentran en las zonas de contacto entre las placas.
Los sectores de la litosfera por donde asciende
el magma se denominan
zonas de expansión y de placas divergentes.
Allí, los materiales empujan las placas y las separan.
Se genera, entonces, un espacio que es rellenado
con magma y así aumenta o se crea el fondo oceánico. En las zonas de expansión no suelen ocurrir sismos de gran intensidad. Esto sucede en el borde
de las placas Norteamericana y
Euroasiática, que se separan a una velocidad de 2,5 centímetros por
año. También son placas divergentes la Sudamericana y la Africana.
El movimiento de expansión de las placas se
compensa con otro de
sentido contrario. Es el caso de las zonas donde las placas entran en contacto, se superponen y
una
se hunde bajo la otra: son las zonas de subducción o
de hundimiento. Una de
las principales consecuencias es que la parte elevada de la corteza forma (a lo largo de
millones de años) grandes
cadenas montañosas (orogénesis). Así surgieron las cordilleras que constituyen la zona
montañosa del
oeste americano. América
Central y las islas caribeñas
también se formaron por el encuentro de placas. Además, el enfrentamiento de las placas explica la
inestabilidad sísmica de la zona y los fenómenos volcánicos.
Otro tipo de encuentro de placas es el que
ocurre entre la placa Pacífica y la Norteamericana. En
este caso, las placas se
desplazan paralelamente entre sí, pero en sentidos opuestos. Una consecuencia es la formación de la falla de San Andrés, en
California, área de numerosos
terremotos.
En el esquema (doc. 3) se ha representado la dinámica
de la tectónica de placas en un sector de América del Sur. La placa Sudamericana se desplaza de este
a oeste y así originó un
borde divergente con la placa africana, al este, y un borde convergente con la placa de Nazca,
al oeste. Como
consecuencia, la placa de Nazca se hunde por debajo de la Sudamericana. La
presión y el empuje sobre los
sedimentos continentales y marinos, acumulados en ese borde continental desde fines del Precámbrico,
generaron (a lo largo
de millones de años) plegamientos y levantamientos que dieron origen a la formación de la Cordillera de los Andes.
Escudos y llanuras en América
Como ya leíste, la mayor parte de los continentes
está formada por estructuras rocosas originadas en el Precámbrico y que en el
Paleozoico formaban parte de la
Pangea , y por la deriva continental ocuparon distintas
posiciones en la superficie de la litosfera, hasta su lugar actual. Se las
identifica con el nombre de escudos continentales, cratógenos o macizos.
Su topografía o relieve actual es, en general, suave por el desgaste que han
sufrido las rocas durante millones de años. En realidad, estas zonas
corresponden a cinturones de montañas muy antiguos que han sido erosionados
hasta sus raíces y que desde entonces han permanecido estables, sin mayores
deformaciones, salvo las provocadas por las orogenias en los bordes continentales.
Los escudos que forman parte del continente americano
fueron afectados por las orogenias terciarias originadas en las zonas de
subducción. Un formidable empuje desde el oeste produjo fracturas y desplazamientos
en los cratógenos: unos bloques ascendieron y otros se hundieron. En estos
últimos se depositaron sedimentos durante millones de años (las últimas capas
son del período Cuartario), conformando llanuras. En algunos sectores,
los sedimentos depositados son de origen marino. Esto se debe a que en
determinadas épocas geológicas, tanto por un aumento del nivel del mar como por
el hundimiento del cratón, el mar invadió zonas continentales (este proceso se
llama transgresión marina).
¿Dónde se encuentran estructuras estables en
América? >• El Escudo Canádico está ubicado en el centro y en
el este de América del Norte. El sector nordeste es el que aflora formando una
zona acolinada de escasa altura com-
puesta por rocas cristalinas de gran dureza. Esta
zona ha sido invadida por los hielos en distintas etapas geológicas, por eso
presenta escasa altura general, produce/de la erosión provocada por el hielo,
que ha formado también un gran número de lagos. Hacia el centro y el sur, sobre
los bloques hundidos del escudo, se formaron las llanuras centrales de América
del Norte, como la canadiense y la del Mississippi en los Estados Unidos. >•
El Macizo de Guayana ocupa el sudeste de Venezuela, el norte de
Brasil, Guyana, Surinam y parte de la Guayana francesa. La erosión provocada por el
agua de las lluvias y de los ríos produjo formas amesetadas con laderas muy
verticales, que en esta zona se llaman tepuis. Sobre parte del cratógeno
se formó la llanura o llanos del Orinoco.
^ El Macizo de Brasilia se
extiende en la parte oriental de América del Sur, principalmente en territorio
brasileño. En algunos sectores, el basamento presenta un relieve de meseta, y
en otros, de sierras. La llanura amazónica y la chacopampeana se
formaron sobre este escudo antiguo.
> El Macizo
patagónico ocupa el sudeste de América del sur entre el
río Colorado y el Estrecho de Magallanes. En este sector se produjeron
movimientos de ascenso y descenso de los bloques del cratógeno que generaron un
relieve de mesetas de distintas alturas.
Hacia
el este, el cratógeno se prolonga en la plataforma continental y vuelve a
emerger en las islas Malvinas.
Las
cordilleras del oeste
En el oeste de América se encuentran las zonas
inestables sometidas a una gran actividad tectónica, y donde más se deforma la
litosfera americana. Las mayores deformaciones están representadas por la zona
montañosa que se extiende desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Es el resultado
de fuertes esfuerzos compresivos originados por la colisión de las placas
litosféri-cas. Las rocas que afloran en las cadenas montañosas están
intensamente plegadas y con fallas, lo que evidencia la fuerte presión que se
produce en estas zonas. Además, existen distintas manifestaciones de actividad
volcánica y sísmica. La zona montañosa, en la que se destacan el sistema Plegado
del Oeste y la Cordillera
de los Andes, se dispone, en general, en el sentido de los meridianos y fue
constituida por los movimientos orogénicos más recientes (del Cenozoico,
período Terciario); algunos sectores, si bien son de origen más antiguo
(orogenias del Paleozoico o Mesozoico), fueron fracturados y ascendidos por las
orogenias cenozoicas. Son relieves relativamente jóvenes, de gran altura, con
pendientes en general escarpadas, porque no han sido muy afectados por los
procesos erosivos.
En América del Norte se destaca el sistema Plegado
del Oeste, que se forma por subducción de la placa Pacífica por debajo de la Norteamericana. Su
formación reciente da cuenta no solo de las grandes alturas y las formas
abruptas del relieve sino también de su gran inestabilidad, que se expresa en
movimientos sísmicos y erupciones volcánicas. El sistema está formado por una
serie de cordones paralelos. Las cadenas costeras acompañan el
litoral Pacífico, son discontinuas y pierden altura hacia el sur. En los montes
de Alaska se encuentra el pico más alto del macizo, el McKinley, de 6.193 m . Más al sur se
hallan la cadena de las Cascadas y la sierra Nevada. Las montañas Rocosas se
ubican al este de las anteriores, más distantes del océano. Entre las cadenas
costeras y las Rocosas hay un conjunto de cuencas o mesetas interiores: de norte
a sur se pueden enumerar las de Yukón, de Columbia Británica, de Columbia, del
Colorado y de la Gran
Cuenca.
En México, dos encadenamientos paralelos enmarcan la Meseta Central
de México: la Sierra
Madre Oriental y la Sierra Madre
Occidental. La Meseta Central es un altiplano con una altura media de 2.000 m , rodeado de
volcanes como el Popocatepetl.
En
América Central se extienden dos conjuntos montañosos principales: las
cordilleras paralelas al océano Pacífico, de mayor altura y con volcanes, y los
cordones orientales, de menor altura y perpendiculares a las anteriores. Los
cordones montañosos orientales continúan bajo el mar Caribe y reaparecen o
emergen más al este formando el arco de islas conocido como Antillas Mayores.
pito
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