Los europeos se alejan de
lo conocido
A partir del siglo XI,
Europa occidental inició una
importante expansión comercial que abarcó el interior del continente, el mar Báltico, el Mar del Norte y el mar Mediterráneo.
Durante los siglos XV y XVI, varios Estados europeos pusieron en marcha una segunda
expansión a través de
los océanos Atlántico, índico
y Pacífico: la expansión ultramarina. Este proceso puso en contacto a
los europeos con pueblos de América,
Asia y África.
Un proceso con múltiples
propósitos
El propósito
inicial de la expansión
ultramarina fue el de eludir a los turcos otomanos (que dominaban las costas de Siria y el Asia Menor) para
introducirse en el sistema de comercio oriental. A principios del siglo XV,
los turcos habían encarecido los derechos
aduaneros sobre las especias que pasaban
por los puertos del Mediterráneo oriental. Así, por ejemplo, los cargamentos que se embarcaban en el puerto de Alepo
(en la actual Siria) costaban un 800% más que
cuando habían
salido de la India. ¡Y, sólo a Venecia,
llegaban unas 2.500 toneladas de especias
al año! Para los europeos, entonces,
eludir a los Turcos era una necesidad
imperiosa.
Especias: Nombre con que los europeos
denominaban o diversos condimentos de origen vegetal (pimiento, nuez moscada,
etc.) y a drogas medicinales obtenidos de distintos plantas del continente
asiático.
Otra razón para lanzarse a los mares era la escasez
de oro y plata para acuñar monedas. La reducción de la producción de las minas
europeas durante la crisis del siglo XIV nacía necesario acceder a las fuentes
de aprovisionamiento del oro del África central que, hasta entonces, era transportado
hasta el Mediterráneo por caravanas de comerciantes musulmanes.
Gracias a la expansión ultramarina, los reyes de
Europa occidental también esperaban incorporar nuevas tierras (en las cuales
los nobles se instalaran y los burgueses desarrollaran sus actividades
comerciales) y nuevos recursos que fortalecieran a sus Estados. La Iglesia, por
su parte, apoyó los viajes de ultramar porque buscaba expandir el cristianismo
en los nuevos territorios.
Sin avances tecnológicos
no hubiera sido posible
La expansión ultramarina se pudo concretar porque una serie de adelantos técnicos permitió a los europeos del siglo XV
salir del Mediterráneo y arriesgarse en océanos
hasta entonces desconocidos.
En el aspecto náutico, se construyeron
nuevas embarcaciones (las naos y las carabelas) que, gracias a la combinación
de velas cuadradas y triangulares, pudieron aprovechar mejor los vientos y
enfrentar las tormentas oceánicas. Las naos y las carabelas también
incorporaron el timón de codaste, una pieza plana de madera que salía por una
abertura ubicada en la parte posterior de la nave (la popa) y que confería
mayor precisión a cambiar el rumbo.
Cartas, tablas e
instrumentos de precisión
En cuanto a la cartografía, los marinos europeos confeccionaron portulanos
(en los que se consignaban los puertos y las distancias entre ellos) y cartas náuticas con información sobre
tipo de costas, vientos que podían
resultar favorables para la
navegación, recorridos aproximados,
etc. También elaboraron tablas astronómicas, que incluían el cálculo matemático del movimiento de los astros en el
firmamento.
Los instrumentos de
orientación que se adoptaron y perfeccionaron fueron la brújula (una aguja magnetizada que flota sobre un líquido y señala siempre el Norte), e astrolabio y e sextante (que permite medir la altura de los astros sobre el horizonte).
El astrolabio era una esfera
que permitía ubicar las longitudes y latitudes de los astros, y su ascensión y
declinación en el firmamento.
Los portugueses,
precursores de la expansión
Los primeros marinos
europeos en protagonizar las expediciones oceánicas fueron los del reino de Portugal, que se
independizó en 1143. A partir de 1385, Portugal fue gobernado por
la dinastía Los de
Avís, que expulsó a los musulmanes de los territorios que reivindicaba como propios.
Concluida la Reconquista, Portugal se volcó a la exploración oceánica, aprovechando su favorable situación geográfica y la existencia de
marinos experimentados y de una próspera burguesía comercial. La Corona portuguesa deseaba
comprar especias a precios accesibles, encontrar las fuentes de aprovisionamiento del oro que se adquiría en las costas de Marruecos y averiguar si vivían en África príncipes cristianos con quienes sellar alianzas contra
los musulmanes.
Reconquista: Nombre
con el que se conoce al esfuerzo realizado
por los reinos cristianos de la península Ibérica paro recuperar
los territorios ocupados por los
musulmanes a principios del siglo VIII.
La
ruta a Oriente bordeando el África
La expansión marítima portuguesa fue impulsada por e príncipe Enrique "El navegante" (1394-1460), quien creó una escuela de pilotos en la ciudad de Sagres. Se
inició en 1415 con la toma de Ceuta, en e actual Marruecos. En los años siguientes, los portugueses ocuparon las islas
Azores y Madeira (en las que cultivaron caña de azúcar y vid). En 1434, superaron el Cabo Bojador y, poco después, llegaron al Golfo de Guinea.
Desaparecido el príncipe Enrique, continuaron los viajes de exploración y, en 1471, lograron cruzar la línea del Ecuador. Este gran logro convenció al rey Juan II de que debía rechazar el proyecto presentado por un marino genovés, Cristóbal Colón, quien le proponía llegar a a India navegando hacia el oeste. Los portugueses, entonces, siguieron bordeando África y, en 1487, Bartolomé Díaz avistó una saliente a la que llamó
Cabo de las Tormentas (hoy, Cabo de Buena
Esperanza), en el extremo sur del África.
El primer viaje de Colón
La expedición zarpó del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, con tres naves y unos
cien hombres. Al principio las cosas marcharon bien pero, a medida que los días pasaban, la tripulación comenzó a impacientarse y amenazó con tomar el control de las naves y regresar a Europa.
Pero, en el amanecer del 12 de octubre, la expedición avistó tierra y, poco después, desembarcó en una isla del archipiélago de las Bahamas a la que Colón denominó San Salvador, y la cual creyó que estaba ubicada muy
cerca del continente asiático.
Luego de tomar posesión de ella en nombre de los Reyes Católicos, Colón viajó a Cuba (a la que bautizó Juana). Desde allí, pasó a la isla
cuyo territorio se dividen hoy Haití y República Dominicana, y la
llamó La Española. En ese lugar, con los restos de su nave capitana, la Santa María, destruida
durante una tormenta, fundó el fuerte de Navidad el 25 de diciembre de 1492.
Los otros viajes de Colón
Los Reyes Católicos quedaron tan impresionados por el oro, la plata y los indígenas que Colón les presentó cuando
regresó a Europa, que le
propusieron realizar un segundo viaje para asegurar su dominio sobre las
nuevas tierras.
El almirante partió en septiembre de 1493 pero, esta vez, con diecisiete naves, 1500 tripulantes, decenas de animales domésticos y gran cantidad de semillas. La expedición llegó a La Española y halló muertos a los pobladores del fuerte Navidad, que fue reemplazado por otro llamado Isabela. Colón y sus compañeros siguieron viaje y tomaron posesión de las islas de Puerto Rico y Jamaica.
. En un tercer viaje, iniciado en mayo de 1498 con ocho naves, Colón llegó a las islas de Trinidad y Margarita y exploró la desembocadura del río Orinoco,en América del Sur. El almirante partió en un cuarto viaje, en mayo de 1502. Al mando de cuatro naves que llevaban unos 140 tripulantes, recorrió las costas orientales de América Central, donde halló oro y otras riquezas.
El almirante partió en septiembre de 1493 pero, esta vez, con diecisiete naves, 1500 tripulantes, decenas de animales domésticos y gran cantidad de semillas. La expedición llegó a La Española y halló muertos a los pobladores del fuerte Navidad, que fue reemplazado por otro llamado Isabela. Colón y sus compañeros siguieron viaje y tomaron posesión de las islas de Puerto Rico y Jamaica.
. En un tercer viaje, iniciado en mayo de 1498 con ocho naves, Colón llegó a las islas de Trinidad y Margarita y exploró la desembocadura del río Orinoco,en América del Sur. El almirante partió en un cuarto viaje, en mayo de 1502. Al mando de cuatro naves que llevaban unos 140 tripulantes, recorrió las costas orientales de América Central, donde halló oro y otras riquezas.
Colón
falleció en 1506, convencido de
que había llegado a Asia. Pero
otros viajes de exploración y los aportes de varios estudiosos, como el
florentino Américo Vespucio, convencieron a la Corona española de que sus nuevas posesiones formaban parte de
un continente hasta entonces desconocido
por los europeos: América.
El
enfrenamiento por las áreas de expansión
|
Dado que lo dispuesto por
esta bula se contradecía con bulas anteriores de redacción confusa, la rivalidad entre Castilla y
Portugal aumentó. Finalmente, en 1494, ambos
Estados firmaron el Tratado de
Tordesillas, que 'desplazó la línea divisoria entre las áreas de expansión de cada potencia a 370 leguas al oeste de las Islas de Cabo Verde. Gracias a esta nueva
demarcación, una gran parte de
Brasil (adonde el marino portugués Pedro Álvarez
Cabral llegó en 1500) quedó incluida dentro de los dominios de Portugal.
La búsqueda
de un paso interoceánico
En 1513, el español Vasco Núñez de Balboa atravesó a
pie el actual territorio de Panamá y llegó al océano Pacífico. La Corona española confirmó,
entonces, que Colón había arribado a un nuevo continente y que era
necesario encontrar un paso que atravesara América y que permitiera
seguir navegando hacia las islas de las especias.
Luego del fracaso de Juan Díaz
de Solís, quien murió en e Río de
la Plata en 1516, la Corona española organizó una expedición integrada por unos doscientos marinos al mando de Hernando de Magallanes. Después de
recorrer las costas patagónicas, los viajeros hallaron un estrecho (el actual Estrecho de Magallanes) que
les permitió pasar a Pacífico y navegar hasta las Filipinas, donde Magallanes murió en un combate con los nativos del lugar. Su segundo, Sebastián Elcano, tomó e mando y, en 1522,
consiguió volver a España con sólo una veintena de hombres
flacos, barbudos y enfermos. Así,
se completó el primer viaje
alrededor del mundo.
Las consecuencias de la
expansión ultramarina
La expansión ultramarina
europea tuvo importantes consecuencias políticas, económicas, sociales,
religiosas y científico-culturales.
Políticas. España y Portugal conformaron vastos
imperios coloniales que incluyeron territorios en América, Asia y África. Esta
situación potenció las rivalidades entre las potencias europeas, que lucharon
para conservar sus dominios o para debilitar los de sus enemigos.
Económicas. Los contactos entre Europa, África, Asia
y América dieron lugar a la conformación de una economía mundial, en la que la
producción europea encontró nuevos mercados donde vender sus productos y
obtuvo un inmenso volumen de materias primas.
Sociales. Comerciantes y banqueros colaboraron en la
financiación de los viajes de exploración y extendieron sus operaciones a los
territorios conquistados. Por otra parte, se produjeron grandes movimientos
migratorios de europeos pobres hacia otros continentes, especialmente hacia
América.
Religiosas. El cristianismo se extendió por amplias
áreas de América. La penetración de la religión de Cristo fue más lenta en
vastas regiones de Asia y África, donde e
islamismo estaba muy arraigado.
Científico-culturales. Los
europeos adquirieron nuevos conocimientos geográficos, astronómicos, botánicos y zoológicos.
También quedó en evidencia la diversidad de las culturas humanas.
Viajar por el mundo. La celeridad de los viajes en
avión, que nos permiten atravesar en pocas horas miles de kilómetros, muchas
veces nos hace olvidar la lentitud de los desplazamientos en la época de las
carabelas, y los riesgos y molestias que los pasajeros soportaban. Los viajes
de Colón entre el suroeste de España y América insumieron más de dos meses. La
expedición de Magallanes-Elcano duró... 1124 días!, mientras que,
actualmente, podemos pasar a otro hemisferio en menos de un día.
Mayas, Aztecas e Incas
|
Cuando losespañoles empezaron a ocupar
el continente americano, se asombraron al encontrar pirámides, templos, calzadas empedradas y, sobre todo,
ciudades muy ordenadas y organizadas, en
las que vivían gran cantidad de
habitantes.
Los
pueblos que alcanzaron estos logros, sin utilizar la rueda, ni animales de
tracción, fueron los aztecas,
ubicares en el centro del altiplano mexicano, y los incas, que ocupaban una extensa zona de la Cordillera de los
Andes, comprendida entre el actúa
territorio ecuatoriano y el noroeste argentino. También fue el caso de los mayas, una sociedad muy numerosa, localizada en la península de Yucatán, Belice y el norte de Guatemala y Honduras.
Técnicas
agrícolas muy eficientes
Un elemento común en estas sociedades fue el desarrollo de técnicas agrícolas muy eficientes
adaptadas a diferentes ambientes.
Los mayas, que habitaban entre selvas, utilizaron el
procedimiento de roza y quema: con
hachas de piedra limpiaban un sector, quemaban las malezas
incorporando esta
ceniza como abono y luego sembraban durante varios años, hasta que el terreno se
agotaba y era necesario preparar otra
parcela.
Cuando en la isla sobre la que estaba asentada su
ciudad capital (Tenochtitlán) la
tierra comenzó a ser insuficiente,
los aztecas inventaron una técnica
original: las chinampas, especies
de islotes artificiales que se preparaban con juncos atados, sobre los que
colocaban ramas y tierra bien prensada y las fijaban con árboles para facilitar el cultivo.
En las montañas, donde es muy difícil cultivar por
la inclinación del terreno y las
dificultades para el riego, los incas construyeron andenes o terrazas, para lo cual cortaban y rellenaban
el terreno hasta formar grandes escalones recorridos por canales de riego y sostenidos con paredes de
piedra.
Utilizando estas técnicas agrícolas, mayas, aztecas e
incas desarrollaron una producción agrícola variada y
abundante, capaz de alimentar a una población en aumento. El maíz, complementado
con distintos tipos de zapallo y legumbres, era la principal producción, junto con tomates, ajíes (chile) y paltas. En la zona
andina se obtenían también diferentes tipos de papas y batatas.
Diferenciación
social y organización política
En estas culturas, la productividad agrícola dio
lugar a una gran diferenciación
social, con campesinos
y artesanos quienes, con su trabajo, sostenían a una
minoría
de nobles (encargados de la
guerra y administración) y sacerdotes (responsables del culto
religioso). En general, ese sector dominante se presentaba
como descendiente de los dioses para justificar sus
privilegios sobre los demás.
Entre los pueblos andinos, e mando era desempeñado por
el Inca, considerado descendiente directo del Sol, que ejercía un
poder absoluto sobre todos los súbditos que habitaban un
extenso imperio donde se hablaba el quechua. El T/atoan/
era, el jefe máximo
de los aztecas y gobernaba un vasto territorio en el
que vivían pueblos que hablaban lenguas diferentes. Por e contrario, en la época en
que floreció su cultura, los mayas estaban organizados en ciudades-estados que eran independientes entre sí y que
estaban gobernadas por nobles o sacerdotes.
El
poder de la religión
La religión era el centro de la vida
social en estas sociedades. Los dioses, a quienes se dedicaban grandiosos templos y ofrendas, eran representados con elementos
naturales como el Sol, la lluvia y la tierra, o anima-es como la serpiente y el
jaguar. Regían cada etapa vital de los
individuos, como el nacimiento y la muerte,
así como todos los aspectos relacionados con la
vida de a comunidad.
Los sacerdotes
elaboraban los calendarios para regular los cultivos, cuidaban
los templos y organizaban ceremonias donde se legitimaban las acciones de los sectores gobernantes. Por ejemplo, los aztecas creían ser
el grupo elegido para evitar la muerte del Sol. Para lograr que todas las mañanas
volviera a aparecer sobre el horizonte, pensaban que había que a
mentarlo con sangre y corazones humanos. Con esta
idea justificaban el sacrificio ritual de los
cautivos que tomaban de los pueblos sometidos.
Ciudades
inmensas y majestuosas
Cuzco y Tenochtitlán, las capitales de incas y aztecas,
respectivamente, se destacaban por su trazado ordenado y
la cantidad de habitantes. Estas ciudades, que alcanzaron su esplendor en pocos años, eran herederas de
centros ceremoniales y urbanos previos: Tiahuanaco, con la célebre
Puerta del Sol y sus figuras de personajes alados, en la
actual Solivia, y Teotihuacan, con las pirámides del Sol y la Luna, a cincuenta kilómetros de la actual ciudad de México. Para la época de
la' Conquista española, Cuzco y Tenochtitlán tenían aproximadamente unos 80.000
habitantes, cuando Sevilla, la ciudad más grande
de España, sólo alcanzaba la mitad.
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