viernes, 16 de diciembre de 2011

Relieves: origen y modelado (incluye teoría de placas tectonicas)


Transformación del relieve

Formas de relieve

La superficie terrestre no es lisa; presenta diferencias de altura y aspecto (vería­mos distintos paisajes y distintos relieves: llanuras, montañas, mesetas, valles, sie­rras, desiertos); son las distintas formas de relieve que han ido surgiendo como conse­cuencia de una serie de procesos geológicos.
Esos procesos pueden ser endógenos (interiores), es decir creadores de re­lieve, generalmente de larga duración; y exógenos (exteriores), o sea destruc­tores o modeladores del relieve.
Las formas de relieve son: sumergidas, cuando están por debajo del nivel del mar, y emergidas, cuando se hallan por sobre el nivel del mar.

Movimientos epirogénicos

Los bloques continentales ascienden o descienden lentamente en forma continua buscando un equilibrio. Estos movimientos de larga duración son los llaman epirogénicos.
Cuando el bloque continental se hunde, el mar avanza (ingresion) haciendo que la costa retroceda; entonces se depositan sedimentos marinos sobre los continentes.
Cuando se levanta la masa continental transgresión, el mar se retira. Esto sucede, por ejemplo, en la Patagonia.

Misteriosa astenosfera
La astenosfera es una capa de la Tierra cuyo material puede fluir como si fuera liquido, permitiendo el movimiento de placas y originando un "gran rompecabezas mundial". Por diferencias térmicas se producen en la astenosfera corrientes convectivas, las cuales determinan el material caliente ascienda (formando las dorsales oceánicas) y el frío descienda (coincide con las áreas de subducción), con un previo deslizamiento horizontal de esos materiales.
Ese rompecabezas mundial está formado por seis placas mayores (rígidas) y otras menores. Las hay continentales y oceánicas, con un movimiento de 3 a 10 cm anuales. El límite de estas placas está constituido por las actuales zonas sísmicas y volcánicas.
(VER ANEXO 2)

La tectónica de placas
Hace una década surgió la teoría de la tectónica de placas. Según esta, la litosfera, es decir, la capa más exterior de la Tierra, se encuentra fragmentada en trozos relativamente grandes de pocos kilómetros de espesor, denominados placas, que se ajustan entre sí como piezas de un rompecabezas. Las placas pueden ser continentales u oceánicas.
Estas placas, como consecuencia de las fuerzas internas de la Tierra, se mueven unas respecto a las otras de manera independiente unos pocos centímetros al año. Demasiado lento para notarlo, aunque este movimiento sea constante. Este desplazamiento provoca, en ocasiones, que las placas choquen entre sí.
   Si las fuerzas de choque actúan sobre materiales plásticos (rocas blandas), la superficie de la Tierra se ondula y se originan pliegues.
   Si las fuerzas actúan sobre materiales rígidos (rocas duras), la corteza se fractura en bloques y se forman fallas. Los pliegues de mayor tamaño y los bloques fallados más elevados pueden originar montañas.
El desplazamiento de placas también causa los terremotos y los volcanes, en las zonas de contacto. Es decir, que los movimientos de las placas tectónicas son los responsables de la creación del relieve terrestre.

Movimiento por rozamiento: Una placa se puede mover de lado con respecto a otra, como en California. El roce continuo produce temblores de tierra.

Movimiento por divergencia (separacion)En las zonas de expansión asciende a la superficie el magma fundido y luego se enfría; este material constituye las llamadas dorsales oceánicas. Quedan así determinados todos los elementos que se forman como consecuencia del movi­miento de placas.
 Las placas pueden separarse y romperse. Es lo que sucede en Islandia y en la dorsal atlantica.



Movimiento por choque (Subduccion): En las llamadas zonas de subducción una placa se desliza bajo otra, ambas chocan y dan origen a las montañas. El fondo oceánico es empujado hacia aba­jo y se forma así una profunda fosa oceánica. Estos movimientos causan terremotos o sismos, mientras que la fusión de la roca en las profundidades ori­gina el magma, que asciende y forma volcanes. 
Una placa se introduce debajo de otra. Es el caso de los Andes.

Movimiento por Choque (Frontal): Las placas también pueden chocar y levantarse simultáneamente. Es el caso del Himalaya







Márgenes convergentes

Son áreas de actividad volcánica y sísmica, como a lo Largo de las Rocallosas, de los Andes y de todo el Círculo de Fuego del Pacifico, formado por las zonas de subducción del borde del Pacífico. En ellas, las placas se mueven convergentemente y la placa oceánica subduce o se "mete" debajo de la continental. A medida que subduce y va penetrando, produce terremotos. En cambio, cuando la placa se convierte en magma, busca salir por los volcanes existentes o, de lo contrario forma nuevos volcanes. Cuando la lava se eleva hacia la superficie, pero por debajo del mivel del mar, se forman cadenas de islas volcánicas alejadas de los continentes o arcos insulares como las Antillas.

Sismo o terremoto

El sismo o terremoto es un movimiento vibratorio que se origina en zonas in­ternas de la Tierra.
El origen de terremotos principalmente es el fracturamiento de las rocas como consecuencia de una gradua1acumulacion de tensiones, originadas por los procesos geológicos.   
Las ro­cas poseen cierta elasticidad, pero sometidas a fuerzas de contrafase del movimiento de las placas debido a la acumulación de presiones. Cuando éstas, resultan demasiado fuertes, se produce la ruptura de las rocas y la tensión queda liberada. El punto en el que se origina la ruptura se llama foco y el punto de la superficie terrestre situado directamente encima del foco, epicentro. La energía liberada se propaga en ondas que hacen oscilar el suelo. Son esas ondas sísmicas las que captan y registran los sismógrafos, instrumentos gracías a los cuales los científicos pueden determinar exactamente el epicentro de un sismo y medir su magnitud.                                   

Tsunamis: A los terre­motos originados en los fondos oceánicos se los denomina maremotos. Forman olas gigantescas que se desplazan a gran­des velocidades(en zonas profundas 800km/hs y en zonas costeras lo hacen más lentamente) y logran alcanzar hasta 30 m de altura. Estas olas se denominan tsunamis y son frecuentes en el Pacífico, debido a las grandes zonas de subducción presentes en él.

Vulcanismo

El vulcanismo ha desempeñado y desempeña un papel importante en la histo­ria de la Tierra, pues sin él no habría creación de nueva corteza oceánica, ni des­plazamiento de placas, ni formación de nuevas montañas.
Los volcanes reflejan de un modo muy exacto los bordes de las placas tectónicas, pues un volcán no es sino una consecuencia de la expansión de los fondos oceá­nicos.
El material de la astenosfera (una de las capas internas de la Tierra) en estado plástico y a grandes presiones, tiende a ascender a través de fisuras o grietas de la corteza terrestre en busca de menor presión. Así, el volcán se forma con los materiales que surgen del interior del planeta, en el transcurso de, millones de años.

Distribución geográfica de los volcanes
Los volcanes no se distribuyen al azar; se agrupan en zonas o regiones donde se hallan montañas nuevas (generalmente los bordes de las placas).
Las principales zonas volcánicas son las siguientes:
• Cinturón de fuego del Pacífico: abarca desde Alaska por la costa americana del Pacífico hasta Tierra del Fuego, Antártida, Nueva Zelanda, Mela­nesia, Filipinas, Japón.
Zona Alpina: abarca gran parte del Mediterráneo.
África Oriental: se extiende a lo largo de la Gran Falla Africana.
Volcanes oceánicos: se hallan diseminados en los fondos de los océanos y forman islas:
1-EN EL ATLÁNTICO: corresponden a la Dor­sal Atlántica y se forman Islandia, Azores, Ca­narias y Sandwich.
2-EN EL PACÍFICO: islas de Hawai, Pascua, Ga­lápagos y Juan Fernández
3-EN EL ÍNDICO: Príncipe Edward, New Amsterdam y Reunión.


Procesos de modelado del relieve

Las formas del relieve no son solo la consecuencia de la acción de las fuerzas internas de la Tierra. El relieve se transforma debido a la acción de una serie de agentes externos que modelan la superficie terrestre mediante procesos físicos, químicos y biológicos, que pueden durar desde un instante hasta millones de años. Los principales agentes externos que transforman el relieve terrestre son el agua, el aire y los seres vivos.
La transformación del relieve se produce en tres fases: erosión, transporte y sedimentación.
•   La erosión es el conjunto de procesos de desintegración física (Es la rotura permanente de la roca. Causas: el clima: en zonas áridas las diferencias de tem­peratura entre el día y la noche dilatan y con­traen las rocas, agrietándolas y destruyéndolas. En las altas montañas o zonas de clima muy frío, el agua que se infiltra en las ranuras, se conge­la, aumenta su volumen y resquebraja la roca. A ello se le suma las raíces de los vegetales efectúan también el mismo proceso) y descomposición química de los materiales de la superficie terrestre (Puede producirse de dos formas, por oxidación: el agua produce la alteración de un componente mineral como sucede por ejem­plo con la oxidación del hierro en la meseta mi­sionera, lo que da al suelo ese color rojizo tan característico. O por disolución: cuando el agua de lluvia o de deshielo se infiltra en terrenos calcáreos, los di­suelve hasta formar grutas o galerías). Es decir, la erosión supone el desgaste, la fragmentación o la disolución de las rocas,
•   El transporte es el arrastre de los materiales arrancados por la erosión, ya sean arrastrados por los glaciares y las corrientes de los ríos, o por los seres vivos, o bien suspendidos en el aire y en las aguas del mar.
•   La sedimentación es el proceso de acumulación en una zona de depósito de los materiales después de haber sido erosionados y transportados.
Los agentes externos participan en las tres fases de modelado. Por ejemplo, el viento puede desgastar la roca, transportar polvo y acumular arena.

EROSIÓN

Es el proceso de desgaste de las rocas de la corteza
te­rrestre. Es dinámico, pues consta de tres fases:

desgaste - transporte – acumulación

Existen distintos agentes de erosión que son los
ele­mentos encargados de modelar el relieve:


VIENTO
MAR
RÍOS
HIELOS
LLUVIA
SERES VIVOS
(erosión eólica)     
(abrasión marina)    
(erosión fluvial)    
(erosión glaciar)
(erosión pluvial)    
(erosión biótica)

Erosión eólica

Su nombre proviene de Eolo, dios del viento en la mitología griega. El viento actúa modelando el relieve sólo en zonas áridas donde las rocas no se hallan pro­tegidas por la vegetación y ya han sido desintegradas por acción de la meteorización mecánica. El viento realiza tres acciones: transporta partícu­las que al chocar con las rocas las pulen y desgas­tan formando, a veces, verdaderas esculturas que la imaginación del hombre identifica con objetos, per­sonas o animales. Tal es el caso del Valle de la Lu­na, en Ischigualasto (San Juan).
El viento acumula materiales donde halla obstácu­los. A veces deposita todo ese material formando dunas o médanos, tan comunes en los desiertos are­nosos o en las playas.
Para fijar los suelos arenosos y evitar que los méda­nos se muevan, se realizan plantaciones de pinos o de otras especies como se ha hecho en la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires: Pinamar. Villa Gesell y otras localidades.

Erosión pluvial

Durante las lluvias, el agua no se infiltra en el suelo, sino que corre sobre la su­perficie, erosionándola progresivamente por el arrastre de sus sedimentos.
En zonas áridas y semiáridas, donde las lluvias son escasas, éstas erosionan mu­cho más que en zonas húmedas donde los suelos están protegidos por la vege­tación.

Abrasión marina

Las olas modifican permanentemente las costas, pues llegan a ellas con mucha fuerza, arrastrando arena y canto rodado; cuando la ola pierde fuerza, regresa al mar llevando consigo esos sedimentos. Así se forman las playas.
La acción del mar es constructiva y destructiva al mismo tiempo. Si la costa es alta y sus sedimentos son fáciles de erosionar, el agua del mar produce derrum­bes de la parte superior, como sucede, por ejemplo, en los acantilados al sur de Mar del Plata, en Chapadmalal y en la costa patagónica.
Si las rocas costeras tienen carbonato de calcio, se forman cuevas como puede verse en Quequén y Necochea. Si las rocas de la costa son resistentes, forman puntas o cabos.                             

Erosión fluvial

Las aguas de lluvia o las aguas de deshielo forman ríos que arrastran los materia­les sueltos que encuentran a su paso. Así un río:
Desgasta las rocas en su curso superior y medio, formando valles, cañadas o quebradas. Dos ejemplos muy claros a este respecto son el cañadón del Atuel (provincia de Mendoza) y la quebrada de Humahuaca (provincia de Jujuy).
• Transporta todos esos sedimentos disueltos en el agua.
• Deposita los sedimentos en su curso inferior, formando, en zonas de poca pen­diente, islas, flechas de arena. Podemos mencionar, por ejemplo: Delta del Pa­raná y la Flecha de Arena en la desembocadura del río Negro.

Erosión glaciaria

Sólo actúa en zonas polares o de alta montaña. Un glaciar se forma por la acu­mulación de nieve en sucesivas nevadas. Por su propio peso, la nieve se convier­te en hielo cuya masa se desplaza siguiendo la pendiente del terreno.
Así el glaciar avanza como un poderoso agente erosivo: arrastra las rocas que se encuentran a su paso, desgasta el terreno y ahonda valles.
Cuando, por una razón u otra, un glaciar se retira, el paisaje queda transforma­do:
• Deja valles más profundos en forma de U.
•  En las depresiones formadas por el peso del glaciar se acumula el agua, y así se forman lagos glaciarios.
• En las costas marinas forma golfos angostos, profundos y en forma de V, lla­mados fiordos. Este tipo de costa resulta excelente para la instalación de puer­tos.
• Desgasta, el terreno para formar las llamadas llanuras glaciarias.
• Acumula sedimentos en forma de colinas denominadas morenas.
En la actualidad los hielos se extienden sobre la Antártida, Groenlandia y algunas áreas montañosas muy elevadas. Ocupan en total el 10% de la superficie terres­tre.

Erosión biótica

Esta erosión comprende la acción de los vegetales, de los animales y del hom­bre, quien, desde que es miembro de la naturaleza, adquirió capacidad para trans­formarla.
Los vegetales pueden destruir las rocas con sus raíces, pero también pueden proteger el suelo: las raíces forman una red que conserva porosa la tierra y la. protege de la erosión de la lluvia y del viento.
Los animales también contribuyen a la erosión biótica, pues pueden arrancar el pasto de raíz, favoreciendo así la erosión del suelo, como los roedores, al remo­ver la tierra, los castores, al desviar el curso de los ríos, y las hormigas y los gu­sanos, al airear el suelo.
Pero el hombre es el gran modificador de la superficie terrestre: crea áreas de cultivo, aumenta el espacio para la construcción de viviendas, desvía cursos de ríos, forma lagos artificiales, desmorona cerros, traza caminos, explota mine­rales y aguas subterráneas, etc. Su acción transforma paisajes naturales en pai­sajes artificiales, por necesidad, ante la presión que ejerce el crecimiento cada vez mayor de la población urbana y, en consecuencia, la evolución de la industriali­zación.
La deforestación (tala indiscriminada de árboles) ha sido y es el mayor perjui­cio provocado por el hombre en el paisaje sea por buscar más espacios habita­bles o por consumir más madera. De esta forma, altera el equilibrio ecológi­co de la región, ya que el ciclo del agua se ve afectado y, en consecuencia, au­menta la erosión del suelo.
La construcción de diques o represas rompe con el equilibrio del río y zonas aledañas. Si bien podemos utilizar el agua de un río para riego, esto provoca un aumento en la salinidad del agua de mar, ya que al mar llega menos agua dulce. La presa de Asuán construida sobre el río Nilo (Egipto), permitió el riego en una amplia zona, pero influyó negativamente porque se acumuló lodo (mezcla de tie­rra y agua), que provocó mayor salinización y tierras menos fértiles.
En nuestro país la región patagónica, se está convirtiendo en un desierto. Allí, la vegetación natural alimen­tó a más ganado que el que correspondía y la población rural necesitó cortar mu­cha leña, provocando con ello la eliminación del manto vegetal del lugar. El suelo se transformó fácilmente en suelo árido porque quedó muy expuesto a la erosión de las lluvias, del hielo y del viento.

Las actividades Primarias y el ambiente

Agricultura
En muchas áreas de América, algunas prácticas agro­pecuarias están provocando importantes procesos de de­terioro o degradación de los suelos.
¿Por qué se deterioran los suelos? Muchas veces, la cubierta vegetal se elimina con el fin de obtener tierras para la actividad agrícola. Un suelo sin cubierta vegetal está expuesto a la erosión o desgaste por efecto de los vientos (erosión eólica) o por acción de la lluvia o e agua superficia (erosión hídrica).
Pero también, cada año, se pierden miles de hectáreas de suelo fértil, porque e hombre elimina la capa de plantas que protege e suelo, a realizar acciones como la tala, a quema indiscriminada de árboles y el sobrepastoreo. Una vez que se produce e empobrecimiento, es difícil que el suelo pueda recuperarse.
Suelo bien cuidado sirve pora otra cosecha
La pérdida de fertilidad de los suelos o su agotamiento es una situación frecuente en aquellas zonas donde se implementa un uso agrícola intenso y constante. Si en un mismo campo se rea­lizan varias cosechas al año, durante muchos años seguidos, el suelo pierde sus nutrientes y hu­medad; como consecuencia, se vuelve cada vez menos fértil y provoca una disminución en el ren­dimiento de los cultivos.
El agotamiento del suelo también es provocado por la práctica del monocultivo, técnica que consiste en sembrar siempre un mismo producto. Esta práctica es nociva, pues cada planta re­quiere de un determinado tipo de sales minerales. Así, el cultivo de un solo producto hace que el suelo sufra una fuerte pérdida de determinadas sales minerales y se empobrezca.
El uso excesivo o mal uso de productos químicos (como abonos y plaguicidas) para mejorar y aumentar la producción de alimentos y materias primas, provoca la contaminación de suelos y aguas, y hasta perjudica la salud de los trabajadores rurales. Por ejemplo, en Canadá, la superfi­cie agrícola tratada con plaguicidas casi se cuadruplicó entre 1970 y 1995. Además, la mayor par­te de as plagas se ha vuelto más resistente, por lo que ahora se necesitan dosis más altas para combatirlas.
Sobrepastoreo y Desertizacion
En algunos lugares con clima seco, como la Patagonia y el norte de México, la erosión eólica afecta seriamente los suelos. Pero esos suelos también se deterioran por la forma en que se desarrollan las actividades ganaderas. Muchas veces, con e fin de obtener mayores ganancias, los productores ganaderos introducen más cantidad de ganado que e que pueden alimentar las pasturas natura­les. Esta práctica, conocida como sobrepastoreo, provo­ca que la cobertura vegetal se reduzca aún más y se in­crementen los efectos de la erosión eólica.
El deterioro de los suelos es tan grave que se estima que ya no podrán recuperarse y que se ha iniciado un proceso de desertización, es decir, de formación de desiertos.

Los recursos forestales
En los bosques y selvas encontramos una gran variedad de recursos. Ellos son los principales proveedores de diversidad biológica (variedad de especies animales y vege­tales) o biodiversidad del planeta.
Los recursos forestales tienen diferentes aplicaciones: para leña y carbón, es decir, co­mo combustible para uso doméstico (de suma importancia en las áreas rurales más pobres) y, fundamentalmente, como materia prima industrial; para la producción de madera aserra­da, y para elaborar pasta de madera y papel.
En América latina, la explotación de los recursos forestales se localiza en las áreas tro­pical y subtropical: cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco; en Centroamérica y el Caribe; a sur del Ecuador, y en e centro-este de Sudamérica. En estas áreas se encuentra alrede­dor del 52% del total de bosques tropicales que hay en el mundo.
En América anglosajona, los recursos forestales provienen del bosque frío de Canadá y del bosque templado de los Estados Unidos. Se destaca la explotación de bosques de coniferas en el noroeste de los Estados Unidos, y en e sudoeste y la llanura central de Canadá; y la explotación de robles y hayas, en las costas del Atlántico. La madera de todas estas especies es utilizada como insumo de numerosas industrias, como la de la construcción, la de la fabricación de muebles y la de la produc­ción de papel.
En algunas áreas de América, las formaciones boscosas naturales han sido reemplazadas por bosques implantados, como en el sur chileno, donde se forestaron grandes extensiones con bos­ques de pino.

Deforestacion y quema: enemigos de selvas y bosques
Como ya sabes, las selvas y los bosques son un recurso natural muy importante; sin em­bargo, la superficie que ocupan ha disminuido en gran parte. ¿A qué se debe?
Entre las causas más importantes, se destaca la deforestación, proceso que consiste en la eliminación de todos los árboles que se encuentran en un área. Esta actividad se relacio­na no sólo con la exploración forestal, sino también con la obtención de tierras para uso agrario y con a construcción de extensas rutas o asentamientos de población.
Los bosques también son destruidos por incendios. A veces, éstos se producen por causas naturales, como consecuencia de una prolongada sequía o falta de lluvia. Pero tam­bién los agricultores provocan incendios forestales, es decir, queman árboles para ampliar sus campos de cultivo.
La desaparición de bosques y selvas, ya sea por deforestación o incendios, es un serio problema ambiental. ¿Por qué? Una de las consecuencias de esta actividad es la disminución o pérdida de la diversidad biológica de las selvas. Por otra parte, la deforestación potencia el deterioro de los suelos, ya que éstos quedan expuestos a as lluvias constantes por la pérdida de la cobertura vegetal. Con el tiempo, el suelo se empobrece y deja de ser apropiado para que en él se desarrolle la vegetación. Al desaparecer la cobertura vegetal, se incrementan los caudales de los ríos y se corre el riesgo de que se produzcan inundaciones aguas abajo.    








Los recursos mineros

La actividad minera tiene una larga tradición en toda América, y en especial en América latina, donde la extracción de metales preciosos constituyó uno de los principales incentivos de la colo­nización. ¿Te acordes del asombro que había despertado en los españoles la gran riqueza mine­ral que encontraron? Había ganado fama la abundancia de plata del cerro Rico de Potosí (en Bo-livia), y de oro y piedras preciosas en Minas Gerais (Brasil).
Los yacimientos mineros más importantes son los de minerales metalíferos (metales), como el oro, la plata, el cobre y e hierro. También se extraen minerales no metalíferos como sales, ye­so y distintos tipos de rocas.
Principales yacimientos de minerales
En América latina, los yacimientos de metales más relevantes se en­cuentran preferentemente en la Cordillera de los Andes y en los macizos de Guayania y de Brasilia. Se obtienen, sobre todo, cobre (en Chile y Perú), hie­rro (en Brasil, Perú y México), cinc y plata (en Bolivia y Perú), bauxita (en Ja­maica, Suriname y Guyana) y estaño (en Bolivia y Brasil).
La explotación de estos recursos ha resultado decisiva para el desa­rrollo industrial de algunos países latinoamericanos. Es el caso de Méxi­co y sus industrias siderúrgicas, sobre todo en Monterrey, que son abas­tecidas por los yacimientos de hierro del oeste del país.
El aprovechamiento minero también tiene una gran importancia econó­mica para los países de América anglosajona. Por ejemplo, el poblamien-to del oeste norteamericano estuvo vinculado al descubrimiento de yaci­mientos de oro en California y en Oregon hacia mediados del siglo xix.
La principal área minera se localiza en las Montañas Rocosas. En la actualidad, entre los yacimientos minerales más importantes valorizados como recursos se destacan los de hierro, uranio, cobre, plomo, oro y car­bón, entre otros.
Otra de las áreas mineras intensamente aprovechadas es la de los montes Apalaches. Allí, los más importantes son los yacimientos de hie­rro, ubicados en la vertiente oriental, así como los de cobre, bauxita y cinc. También sobresale el Escudo Canadiense, en particular por sus ya­cimientos de hierro, que no sólo es utilizado por la industria de ese país, sino también por la de los Estados Unidos, hacia donde es exportado por vía fluvial. Esta explotación está estrechamente vinculada con el de­sarrollo de las actividades industriales, en tanto que aporta importantes insumos para la fabricación de diferentes tipos de productos.



Los combustibles fósiles

Los combustibles fósiles como el carbón y los hidrocar­buros (e petróleo y el gas) son recursos muy importantes, ya que constituyen una fuente de energía fundamental, de Id­ealización restringida y no renovable.
¿Por qué se dice que e carbón es un combustible fósil? "Combus-•tible" porque libera su energía cuando se quema, y "fósil" porque se formó en e interior de la Tierra a partir de la descomposición de anti­guos restos vegetales. Esta transfor­mación ocurrió a lo largo de las eras geológicas, en procesos muy lentos y en determinadas condiciones; por eso, los yacimientos de carbón se encuentran sólo en algunas áreas del planeta.
El petróleo y el gas se originaron a partir de restos de organismos ma­rinos, que quedaron envueltos en depósitos de fango y, al descompo­nerse, formaron pequeñas gotas de
aceite y burbujas de gas. Estas se fueron concentrando en algunas áreas y dieron origen a los yacimientos.
La explotación de los combustibles fósiles es muy importante por su incidencia en e desarrollo de un conjunto de actividades, como el trans­porte y ciertas industrias; sin embargo, el uso intensivo que se hace de ellos plantea el problema de su posible agotamiento.
Por lo general, las áreas de mayor producción no coinciden con las de consumo, de modo que se generan grandes flujos de transporte entre las regiones productoras y consumidoras.
En muchos países productores, esta actividad genera una fuerte de­pendencia, es decir que la mínima caída del precio del barril puede provocar profundas crisis económicas, ya que las respectivas economías dependen de la exportación de este recurso.
Las extensas cuencas petroleras que hay en América latina la convierten en una importante región productora. Hay yacimientos de petróleo y de gas en México, Venezuela, Ecuador, Brasil y la Argentina. Los yacimientos se hallan tan­to en el continente como bajo el mar, en la plataforma submarina próxima a las costas.
En América anglosajona, los principales yacimientos de hidrocarburos se lo­calizan en el subsuelo de las grandes llanuras y de las plataformas continentales. Se encuentran dispuestos a lo largo de una amplia franja, casi sin interrupción, que se extiende desde el centro-oeste de Canadá hasta el Golfo de México. En menor medida se destacan los yacimientos de Alaska y los de California.


Recurso suelo
El suelo es la capa superficial de la corteza terrestre que se forma a partir de la alte­ración y desintegración de las rocas y de la descomposición de los organismos vivos. Es un recurso natural muy valorado, pues de él dependen la mayoría de las actividades económicas que realizan los seres humanos. Un suelo rico contiene las sustancias nutri­tivas que necesitan las plantas y puede soportar una cubierta vegetal densa; así encon­tramos, por ejemplo, tierras aptas para cultivos, para pastura, para producción forestal. El continente americano presenta una gran diversidad de suelos que son resultado de las variaciones del relieve, el clima y los biomas. ¿Cómo influye cada uno de estos factores?    El relieve está en relación con las características de su sustrato rocoso y su pendiente. Según su inclinación, facilita o impide la acumulación de materiales que conforman el suelo. » El clima facilita el proceso de desintegración de las rocas y el de descomposición de los orga­nismos vivos en función de las condiciones de humedad, temperatura y vientos. m Los biomas aportan la materia orgánica indispensable para la formación de suelos ricos en humus. Por ejemplo, en las áreas tropicales, cálidas y húmedas, los suelos presentan una delgada ca­pa de materia orgánica; es que allí, si bien el aporte de materia orgánica es alto, las lluvias inten­sas y abundantes provocan el rápido lavado de los nutrientes del suelo. Esto sucede en la llanura amazónica y en el área costera oriental de América Central. En las llanuras templadas encontra­mos, en cambio, suelos profundos, bien desarrollados y con abundante materia orgánica. En su formación influyen, principalmente, las pendientes suaves y las temperaturas y lluvias moderadas. Tal es el caso de las llanuras centrales de América del Norte.

Distintos usos del suelo
   En el norte de la llanura del Paraná-del Plata (sur de Paraguay, nordeste de la Argentina y sudoeste de Brasil) se valorizan los suelos y el clima tro­pical para la producción de cultivos industriales. En el sur de la llanura, so­bre todo en la Pampa húmeda argentina, los suelos fértiles y el clima templado y húmedo favorecen el cultivo de cereales y oleaginosas y la cría de ganado vacuno, en especial destinados a la exportación.
   En la llanura amazónica se diversifica el uso del suelo. Por un lado, el cul­tivo de subsistencia lo realiza la población indígena en forma itinerante. Por otro lado, la producción de café y soja está a cargo de agricultores provenientes de otras zonas. También se cría ganado vacuno en fincas de grandes extensiones.
En las mesetas, con clima seco y frío, se desarrolla la actividad ganadera; en la Patagonia, por ejem­plo, es muy importante la cría de ganado ovino. Una excepción es la meseta o Mesa Mexicana, en la que, gracias a la construcción de una importante infraestructura de riego, predomina la explota­ción agrícola de los suelos.
En los Andes peruanos, ¿cómo lograban las culturas precolombinas cultivar en un terreno lleno de montañas y con poca agua? Construían acequias (canales angostos) para derivar agua desde los ríos hacia las zonas que querían regar. Y para tener más tierras cultivables, utilizaron con gran éxito los andenes o terrazas de cultivo: tallaban las laderas de las montañas y preparaban unas rampas es­calonadas, que rellenaban con tierra fértil.
En América anglosajona, las actividades agrarias se han ido especializando por areas, según las ven­tajas naturales de cada lugar y la proximidad a los mercados de consumo o a las zonas industriales.